Cuando hablamos de cuerpo mental nos estamos refiriendo a aquel de materia menos densa que es capaz de dirigir y procesar nuestras intuiciones, pensamientos y razonamientos. Colabora con el cuerpo físico, el astral y también con el ego, haciéndonos capaces de evolucionar y de fundirnos con la sabiduría universal del cosmos, que es lo que se busca.
Para entender nuestra gran complexión no solo física sino espiritual, hemos de estar conectados al conocimiento, tener la mente despierta y entender que no todo es lo que nos han contado y han marcado como definitivo.
Muchas personas se niegan a contemplar que somos también una parte que no se ve, a nuestros ojos físicos, pero el espíritu se manifiesta y late en nosotros cada día. Así, el cuerpo mental también ayuda a comprender los procesos del cuerpo causal, que es ese espíritu que se retroalimenta de todas las experiencias que tenemos en esta vida.
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