Todas las culturas, religiones y filosofías han considerado a la luna dentro de un abanico de divinidades o le han otorgado un papel fundamental en los rituales iniciáticos.
La luna ha sido desde siempre protagonista de los ritmos biológicos y por sus características y el eterno retorno a sus formas iniciales, ha sido también el centro astral de casi todos los ritmos de la vida: la luna controla todos los planos cósmicos regidos por la ley del devenir cíclico, agua, lluvia, vegetación y fertilidad.
En el planeta tierra, la luna dirige el desarrollo del fuir vital de la naturaleza y de los seres humanos, y su importancia es tan grande que todo aquello en lo que se basa la vida está en la función de sus fases. En efecto, hombres y mamíferos transcurren su vida en función de la luna. Un embarazo dura 9 lunas, es decir, ciclos de 28 días.
Los marinos conocen el mejor momento para internarse en el mar luego de mirar la luna.
En la agricultura, se determina la fecha de siembra y fertilidad de la tierra dependiendo de la fase lunar que rija estos procesos: al anochecer, el agricultor sabe si el próximo día será ventoso o soleado, de acuerdo con el color con que la luna aparece por el horizonte.
En astrología, son básicos el estudio del sol y la luna para iniciar el estudio de un mapa natal. Así, se podrían prever las tendencias sexuales de una persona, observando algunos aspectos entre la luna, el sol, Marte y Venus; la tendencia a la obesidad está configurada en una carta si hay aspectos entre la luna y Júpiter, mientras que la mendiumnidad está indicada por las confluencias planetarias con Neptuno; también la luna puede marcar la atracción compulsiva por las drogas, o por el contrario, el altruismo. Para incorporar concientemente las vibraciones lunares en la vida, se deben tener en cuenta las siguientes fases o ciclos
Las fases lunares son en esencia las que determinan el grado de movimiento y turgencia interna de los fluidos; en la práctica, toda actividad que signifique sobrecarga, daño o herida de cualquier naturaleza al cuerpo deben ser evitadas bajo la influencia de las lunas llena y nueva y, por lo tanto deben practicarse con las lunas creciente y menguante. Contrariamente, toda actividad que represente beneficio a través de plantas medicinales, tratamientos energéticos u otras prácticas médicas en las que no existan efectos secundarios, debe elegirse las fases de luna nueva y luna llena.
Luna nueva
Esta fase da comienzo el primer día de ausencia de la luna. La carencia de luna significa ausencia de energía femenina. Cuando la luna está en conjunción, su lado oscuro mira directamente hacia la tierra, por lo cual debería resultar invisible.
A pesar de esto, es posible observar el disco lunas a causa de la luz solar que la tierra refleja sobre él. Esta fase es propicia para gestar, sembrar la idea en el interior, la esperanza, el deseo o la iniciativa concreta. También es el momento ideal para la meditación y la introspección. Es el mejor tiempo para iniciar nuevos proyectos, para comenzar cualquier tipo de cura depurativa; es la indicada en la agricultura para arar, podar, efectuar injertos, eliminar las hierbas parásitas o aplicar un tratamiento a una planta enferma.
Cuarto creciente
La fase del cuarto creciente es la distancia en tiempo entre luna nueva y luna llena. Es tiempo de sembrar de desarrollar de comenzar algo nuevo. Todo aquello que se desea que aumente o mejore deberá ser trabajado en estas fechas. Podría llamarse periodo de incremento o también llamado “la mitad luminosa”, que va desde menguante a creciente. Es buen momento para adquirir fama, prestigio y popularidad.
Los días que siguen a la Luna nueva se suceden fases crecientes en las que el porcentaje iluminado de la cara visible de la Luna aumenta progresivamente, hasta llegar a verse iluminado la mitad del hemisferio lunar. A medida que la luna va creciendo en luz, el organismo está más predispuesto a crecer y expandirse. Es el período de la acción. En esta fase aquello que se ha sembrado está en desarrollo, toma impulso, se multiplica.
Luna llena
La fase de la luna llena es tiempo de recogida de frutos sembrados en cuarto creciente de la luna anterior. No es bueno comenzar nada ya que la energía ha llegado ya a su máximo exponente, y por lo tanto, comienza una merma. Las fases crecientes continúan aumentando hasta que la Tierra se encuentra entre la Luna y el Sol, lo que permite que desde la Tierra pueda verse iluminado la totalidad del hemisferio lunar.
Es el ciclo de culminación y expresión. Los procesos se hallan en su máxima expresión
La luna, llena de luz, inquieta los ánimos, desata las emociones y el organismo tiende a alterarse con más facilidad.
Cuarto Menguante
Es el ciclo que se origina a partir de luna llena aunque en realidad, cuando la luna entra en fase de llena, ya se puede decir que ha comenzado el declive. Nada que esta completo es posible que mejore sin una disminución previa. Son los días que siguen a la Luna llena, las fases menguantes en las que el porcentaje iluminado de la cara visible de la Luna disminuye progresivamente, hasta llegar a verse iluminado la mitad del hemisferio lunar. Las fuerzas y las energías se vuelcan hacia el interior, un tiempo de disminución, es la oportunidad para la reflexión y la introspección.
En esta fase la luna decrece en luz, influye en el cuerpo con la tendencia a desprenderse de todo lo que sobre: se facilita la eliminación de líquidos, grasas y toxinas, es buen periodo para comenzar una dieta de adelgazamiento o una cura de desintoxicación.
* El ciclo de las fases lunares marca períodos alternados de actividad (crecimiento) y descanso (conservación), estos momentos deben escogerse de acuerdo al objetivo de la actividad que realizamos. Así, toda actividad cuyo objetivo sea el de lograr la regeneración o un buen crecimiento debe realizarse en los días posteriores a las cuadraturas lunares hasta antes de la luna llena o luna nueva; y toda actividad cuyo objetivo sea lograr la conservación o eliminación definitiva de algo, debe realizarse en los días posteriores de luna nueva y luna llena.
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